Manchas de Carmín

Manchas de Carmín

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sábado, 28 de agosto de 2010

Sólo sabe lo que no quiere.

¿Por qué un día te importa tanto que ella esté a su lado y al día siguiente hasta la saludas con una sonrisa?

viernes, 27 de agosto de 2010

Recóndito

Y sientes rabia.
Y hay algo dentro de ti que te impulsa a hacer lo que dices y a decir lo que haces.
Y te das miedo cuando lo piensas fríamente... porque estás descubriendo una parte que no sabías ni que existía.

viernes, 20 de agosto de 2010

jueves, 19 de agosto de 2010

Ella.

A ella le gusta pintarse los ojos de negro. Le parece que queda elegante. También le gustan las piscinas y que el perro de su mejor amigo la persiga moviendo el rabo para que lo acaricie. Le gustan los gatos, y tuvo que aprender a querer a las tortugas porque era el único animal que podía tener en su casa.
Le gustan las noches de verano y... las noches en general. Le gusta el frío y el calor. Sabe disfutar de lo que tiene y le encanta imaginar todo lo que podría hacer y no hace. Puede crear su vida perfecta en dos minutos y destruirla en menos de uno.
A ella le gustan los abrazos y los besos, aunque no lo demuestre. Los mensajes a escondidas y las llamadas en susurros. Le gusta el doble sentido de las palabras y la manera en que él frunce el ceño al escucharlas.
Y es orgullosa...y está orgullosa de ello. Porque el orgullo hace que valores algo... y ella se valora a sí misma por encima de muchas cosas.

martes, 17 de agosto de 2010

¿Sabes qué es eso?
Todo el tiempo que he perdido intentando no pensarte.

domingo, 15 de agosto de 2010

Sin.ceros.

Le dijeron aquello de las normas están para romperlas. Y quiso sonreír, pero no pudo. Se quitó la ropa a medida que hablaba con él, se dejó únicamente la sinceridad como prenda y le devolvieron sinceridad. Pero también alguna que otra puñalada trapera.
Sintió miedo.
El que no arriesga, no gana.
Pero una cosa era arriesgar... y otra muy distinta hacerse la tonta.

sábado, 14 de agosto de 2010

domingo, 1 de agosto de 2010

Mi estrella.

Me abrazaste por detrás. Me diste un beso.
"No sé a qué esperas".
Otro roce de labios. Otro más.
"Si no lo hago yo, tú nada, ¿no?"
Siempre me ha dado miedo, no lo entenderías, pero algún día intentaré explicártelo. Te besé como compensación. En la boca, en la cara, en el cuello. Me acomodé entre tus brazos.
Miré el cielo. Estrellado... cómo me gustan las noches de verano. Y aún más... así.
"Hay una noche en la que se ven muchas estrellas fugaces...", comenté.
"Sí, las Lágrimas de San Lorenzo."
"¿Cuándo es?"
"No lo sé..."
"Pues averígualo. Quiero pasarla contigo."