Manchas de Carmín

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jueves, 2 de febrero de 2017

Dijo que todo iba a salir bien

No había whatsapp cuando empezamos a salir, ni siquiera existía Internet... el teléfono sí, pero era una cosa bastante novedosa y no todos teníamos uno. Así que nos escribíamos cartas todos los días.
Empezó él, me contaba lo que estaba estudiando, qué hacía, las clases que había tenido y cuánto me echaba de menos.

Tenía casi mil cartas, las tiré... la verdad que ahora me arrepiento muchísimo porque no recuerdo ni la mitad de ellas. La memoria es una cosa muy traicionera.

Estuve casi tres años separada de él y claro que dudé, todo el rato. Siempre existía la posibilidad de que me estuviera equivocando, de que no fuera él. De que después de todos esos años que yo había aguantado su ausencia pasando tiempo con mis amigas, buscando un trabajo y teniendo una vida - algo que con los años he aprendido que se llama independencia emocional - se fuera a la mierda.

No fue fácil, sobre todo cuando después de esos tres años volvió y tuve que compartir con él ese tiempo que antes era sólo para mí, pero lo conseguimos. Estoy bastante segura de que los grandes acuerdos no se han conseguido de forma pacífica, y nos gusta pensar que sí, pero nunca fuimos una excepción.

Sí que hubo algo que cambió, no puedo entrar en detalles porque le prometí que si alguna vez lo contaba sería con él delante. Pero nos hizo fijar la atención en lo importante. He olvidado muchas cosas, pero eso lo recuerdo con exactitud. Me miró preocupado, aunque intentó sonreír, y yo le devolví la sonrisa porque no sabía cómo tranquilizarle. Después me abrazó y me dijo que todo iba a salir bien. Yo le contesté que aunque no saliera bien no estaba preocupada porque él estaba conmigo. Lo dije sin pensar pero me sentí tan protegida en ese abrazo que supe que era verdad.

2 comentarios:

  1. Las cartas tienen ese algo especial que no se puede comparar porque encierran más de lo que aparentan.
    Las relaciones van de eso precisamente, tener tu vida independientemente de la otra persona pero aprender a convivir y crear una vida juntos, pero sin olvidarte de ti
    Un saludo

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  2. ¡Por qué las tiraste! Si fuera tu amiga, habría hablado con voz de síndrome de Diógenes. "Oye, tía. Ni se te ocurra tirar nada".

    Un abrazo,
    P.

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