Te dedico mis caras de guarra y una sonrisa en mitad del polvo
tú vuelve a cerrar los ojos y resoplar
y a mirarme embobado
que yo tampoco puedo dejar de mirarte.
Y te rozo, como un gato que huele la ropa de su dueño y se roza y parece que sonríe y ronronea.
Y perdóname que esté tan moña, contigo no lo soy porque te ríes de mí, aunque sé que en el fondo te encanta, como mis ojeras.
Y mira que dicen que las comparaciones son odiosas pero creo que únicamente lo dicen los que salen perjudicados
y te he comparado pero no hay comparación
das mil vueltas a todos, incluso a los que ya dieron mil.
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