Yo te dije que no, y al día siguiente te dije que sí. No quise conocer a tus amigos y tú no me contaste por qué llorabas aquella mañana al despertar. No pude abrazarte porque no estaba contigo, tuve que conformarme con tu voz, entender lo que querían expresar tus lágrimas y terminar llorando contigo. Quise besarte, tirar de tu ropa y que me follaras contra la pared. Hablamos hasta el amanecer de cosas banales como si todo lo anterior no hubiera importado. Aquella mañana, me pregunté si alguna vez le habías contado a alguien tu todo tú.
Sonreír, besarte y rechazar tu invitación a desayunar a las dos de la tarde. Imaginar que no existes y recordar tu respuesta cuando pregunté de qué manera me pensabas. Tropezar con tus labios… Conformarme.
Manchas de Carmín
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domingo, 24 de abril de 2011
Tu todo tú
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